domingo, 26 de junio de 2011

Después de la verbena


Al día siguiente de la verbena, la Julia (a pesar de su avanzada edad) y yo barríamos el perímetro de calle donde la noche anterior habían estado tirando petardos sus nietos y mis hijos.
Cada día de San Juan, a primera hora de la mañana, con aquel calor ya sofocante.
La Julia, a quien se le murieron su marido y sus dos hijos, estos bien jóvenes.
¿Puede ser la vida más injusta con alguien?