martes, 21 de junio de 2011

Cuantos más gatos más ratones



Origen del proverbio

Me ha costado toda una vida entenderlo. Resulta que parece ser que los gatos llevan sus presas a su cubil, es decir, a mi casa. Así que, cuando una de mis gatas (que no mi gato, incapaz de comer algo que no sea pienso) va de caza, acaba trayendo su repugnante trofeo a mi puerta y  de paso me demuestra su eficiencia gatuna. 
Y yo la tengo que felicitar... de manera que le ofrezco una chuchería para felinos o un simple trozo de fuet, con lo que la inocenta animala abre sus fauces, dejando caer su infortunado manjar el cual, si aún está algo vivo, intenta escapar de semejante maldición incisiva y premolar y corre a refugiarse detrás de algún inaccesible mueble o parapeto. De esta manera, lo que podría haberse acabado con un simple "recoger-el-cadáver-y-tirarlo-al orgánico" se convierte en una atroz pesadilla casi de ultratumba en la que un ratoncillo de campo, sólo algo mayor que un escarabajo, trepa por la cama a medianoche y te come los pabellones auditivos y los párpados con unos enormes dientes de calavera.

Marditoh roedoreh!